¿Cómo sazonar tu vida sexual en pareja?
El sexo es como un platillo, en el que los ingredientes correctos crean un orgasmo en el paladar, y bueno, en todo el cuerpo. A veces por la carrera, solemos olvidar de agregar el ingrediente secreto para darle ese gran sabor e inolvidable experiencia. Y a decir verdad, aunque tengamos la mejor receta del mundo, repetirla cientos de veces acabará por volverla solo un plato más, y nos llevará a buscar otras recetas. Así que aquí te brindo algunas recetas ganadoras que puede no hayas intentado aún.
Se dice que toda experiencia humana depende del lugar, persona(s) con quien estés, el momento, y las circunstancias. Vamos a hablar de una por una.
Si acostumbras a siempre hacer el amor en la cama, ¿por qué no probar otros espacios? Como dice una canción famosa de cultura profética “vamos a conquistar toda la casa”, y quizá el jardín, o si hay un atrevimiento mayor, en un espacio público. Todos recordamos aquella vez en el coche, dentro de un río o bajo las estrellas al aire libre..mmm… Un pequeño viaje podría ser una buena idea para cambiar el contexto.
Para los griegos la “persona” es algo mutable, y de ahí nació el concepto moderno del “personaje”. Revisa si sueles siempre ser la misma persona al tener relaciones. ¿Qué tal meterte en otro personaje? Podrían ahora ser la enfermera y el doctor, la salvavidas y el turista, o para aquellos kinkis, una gatita y su amo. Ahora sí que su imaginación es el límite. Tomas roles nuevos, aunque sean muy sencillos (como permitirse ser mucho más expresivos o al contrario, mudos), puede llevar a una experiencia totalmente nueva.
Es muy común que las parejas tengan sexo durante la noche. Algunas les gusta por la mañana al despertar. Pero ¿qué tal en medio del día? A la hora de cocinar, acabando de comer, en un descanso del trabajo, o salir a “tomar aire fresco” en una reunión social. No hay mal momento para dejarse gozar el uno al otro. De hecho, el mejor momento no es el que se planea, sino en el que el deseo llega. Así que ¡súbanse a la ola!
Las circunstancias son tan diversas como las estrellas en el firmamento. La experiencia varía según tantos detalles como la música que eliges, los olores que envuelven el espacio, el tipo de luz que utilizan, el estado anímico de cada uno (¿quién dijo que siempre hay que estar de buenas para hacerlo?), los juguetes que se integren, el tipo de aceite que se pongan sobre el cuerpo, la comida que decidan compartir antes o durante (¿te han lamido los genitales llenos de chocolate?), la ropa o falta de ella. En fin, la creatividad es muy poderosa.
No hay que olvidar que el sexo, igual que los grandes platillos, toma tiempo de preparar y se disfrutan mejor lentamente. Así que si suelen brincar directo a la acción, prueben darse el espacio para calentar motores. Creanme, ¡llegarán mucho más lejos! Proponer darse cada quien un masaje antes, o uno solamente dar y el otro recibir; inclusive permitir el control total al otro con una palabra de seguridad podría ser sumamente liberador. Un baile sensual, poesía erótica, mantener los ojos cerrados, y muchos otros factores son buenos sazonadores.
Por último, recordamos que el diálogo es sumamente importante. Hablar de las necesidades, fantasías y deseos reprimidos de cada uno pueden ser llaves para despertar una fuerza desconocida. Muchas veces la clave para un sexo inolvidable está ya dentro de nosotros, y solo es permitir que suceda.