¿Se está acabando el matrimonio?

La institución que marcó la estructura social por muchos años está sufriendo un gran cambio, y no hace falta ser sociólogo para darse cuenta de cómo ha estado evolucionando en los últimos 40 años. Antes se casaban a los 15 años, ahora la media es entre 27 y 30 años. El divorcio también solía ser algo hasta ilegal, y hoy por hoy va en crecimiento considerable.

Aunque siguen habiendo poblaciones como las comunidades indígenas purépechas de Michoacán donde “Si tienes 17 y no estás casada, ya te quedaste…”, la realidad es que el mundo está dándole un significado totalmente nuevo al matrimonio. Tan solo en México, la INEGI, encargada de tomar datos demográficos a lo largo y ancho del país, ha registrado una baja considerable en el número de matrimonios cada año, y un aumento en los divorcios. La relación divorcio-matrimonio, es decir divorcios por cada 100 matrimonios, pasó de 4.4 en 1980 hasta 18.6 en 2013. Cabe recordar que la población general sigue creciendo, y de seguir así la tendencia el matrimonio como lo conocemos podría desaparecer en algún punto. También a considerar es que esto toma en cuenta matrimonios post-divorcio. Tan así es común el divorcio en México que se han instaurado medidas para realizar “divorcios exprés”, en los que la voluntad de un solo cónyuge es necesaria para disolver el matrimonio

El caso más impactante a nivel mundial probablemente sea Bélgica, que cuenta con una tasa de divorcios del 70%, seguido por Portugal con 68%, Hungría con 67%, Rep. Checa con 66% y España con 61%. Todos estos países han visto también un cambio enorme en sus tasas de nupcialidad, es decir, de matrimonios per cápita, en los últimos años.

Según psicólogos familiares y otros expertos en el tema, las mayores causas de divorcio son las siguientes: Falta de respeto mutuo, falta de identidad como individuos únicos por codependencia, control excesivo sobre las decisiones y formas de ser del otro, falta de intimidad y relaciones amorosas y/o sexuales, y por último falta de dinero. Todo esto genera conflictos que si no son resueltos exitosamente, acaba por separar la relación.

En una época donde se está re-valorando al individuo como dueño de su propia vida, y en la que los tipos de relación se están diversificando tanto como los gustos y opciones, es difícil creer que una institución tan antigua pueda mantenerse erguida con el ajetreo de la modernidad. Aún así hay quienes llevan un matrimonio feliz y es admirable como quien decide vivir por su cuenta o en otro tipo de relación. Lo importante al final es que cada uno y una tome su decisión a conciencia y se haga responsable de ella, aceptando cuando algo puede ser mejor para una misma o ambas partes. Tal vez esa sea una de las razones por las que la edad media de matrimonio ha crecido, y puede que encuentre una cierta estabilidad esta tendencia con el paso del tiempo.

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