La magia del amor

 

Me tardé meses para entregar mi primer artículo, si me hubieran pedido hablar de superfoods, de beneficios del yoga o cualquier tema que tenga más certeza hubiera sido más fácil. Pero hablar del corazón y del amor, me resulta un reto mayor.

Es común en mí que lo que hablo lo vivo. Si no lo hago mío prefiero no compartirlo hasta que realmente sienta mis palabras. Por eso hablar del amor y del corazón más que inspirarme a doctrinar sobre este tema me genera un cuestionamiento muy profundo.

Así que en vez de seguir esperando la respuesta perfecta, les comparto las preguntas que me hago en relación al Amor.

¿Dónde habita el sentimiento del Amor? ¿En el cuerpo, en la mente, en la respiración, en el alma o en el corazón?

¿Cuándo sabemos que amamos a alguien, y que es la persona a la que le queremos compartir todo lo que somos?

¿Es la mente y el razonamiento el que, junto con las creencias y las programaciones que aprendimos, nos llevan a decidir a quien amar?

¿O es nuestro lado instintivo, procreativo y de pertenencia el que decide dónde desea arraigarse?

¿Son nuestras hormonas y neurotransmisores que generan un coctel de sensaciones y emociones las que dictan la atracción por el olor, la sensación de la piel, la excitación, las ganas de un abrazo, el sabor de un beso?

¿Talvez son las fidelidades sistémicas y psicológicas que hacen que nos atraiga una pareja similar o completamente diferente a lo que papá y mamá fueron en nuestra vida?

¿O es una atracción karmática que nos conecta con gente con la que tenemos que vivir una experiencia para aprender y seguir creciendo como personas?

¿Quizá son las necesidades, deseos y carencias que como piezas de lego se van atrayendo y complementando?

¿O es un regalo mágico-místico-misterioso de la vida el cómo las personas nos encontramos en el mismo tiempo y espacio del camino para hacer explotar y compartir la energía del amor?

Quizá… sea un poco de todo.

La respuesta que sí he tomado como una verdad es que la única forma de saber qué es el amor y de enamorarnos de alguien, es aventándonos a la experiencia.

Es decidir abrir nuestro corazón al otro. Darnos la oportunidad de vibrar, de emocionarnos, de excitarnos, de llorar, de sufrir, de compartir, de equivocarnos, de entregar, de recibir, de sentir que eres uno mismo con el otro, de gozar, de creer que puedes morir mañana porque estás completo hoy… de amar.

Amar es entregar todo lo que eres al otro, abriendo tu ser a la experiencia completa, buscando dejar afuera el juicio, la historia, los miedos, las dudas, para poder vincular y conectar desde la presencia plena y desde un corazón libre y abierto.

El resultado… es un misterio de la magia de la vida.

Y el amor vive cuando todas estas preguntas mueren.

Ceci de los Ríos

 
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