¿Padeces Alzheimer Sexual?
Ahh… El sexo, ese mágico encuentro entre una pareja que se ama y/o se desea cabrón, muchas veces se trata de un sueño –casi siempre mojado- hecho realidad, un momento inolvidable, de esos que se recordarán para toda la vida.
Pero… ¿Qué pasa cuando no todo es perfecto y color de rosa?
Y es que siempre que se habla del “acto” se cuentan las puras cosas buenas, esas historias que están llenas de excitación y placer, que te hacen vibrar y ponerte cachondo con sólo escucharlas, pero la neta es que la mayoría de las personas en estas conversaciones parecen “olvidar” todos esos momentos embarazosos que han arruinado por completo la pasión en pleno acto sexual.
¿Tú padeces de Alzheimer sexual?
Si es así, no te preocupes ya que aquí te recordaremos, todos esos momentos embarazosos que a todos nos han pasado durante el sexo.
Ya que todas las personas con una vida sexual medianamente activa, han enfrentado algunas de estas amargas pero a la vez graciosas situaciones que aunque son verdaderamente vergonzosas, también resultan sumamente divertidas, esto es, si las tomas con un poco –o a veces bastante- sentido del humor.
1) Esos escandalosos e incontrolables pedos vaginales: Sí no tienes idea de lo que estamos hablando, ¡ahí te va! Los pedos, flatulencias o gases vaginales son de lo más normal del mundo, se trata de un sonido incontrolable que sale de la vagina a causa del cambio constante de posiciones, esto hace que entre aire a la zona vaginal, ¡y obvio! llega un momento en que ese aire tiene que salir… y ¡Pum! aunque no tiene olor, suena igualito a un pedo… Ahh y bueno, aquí también podemos incluir a los pedos comunes y corrientes, de hecho mucho más corrientes que comunes.
2) A veces el sexo sucio puede ponerse muuuuuuuy sucio: Ok ya decidiste tener sexo anal y de repente ¡Oh sorpresa! El pene sale con rastros de tu desayuno… ¡Gulp! Procura lavarte siempre antes del sexo anal -tanto el pene como el ano- para esto hay que utilizar un buen jabón para el área genital y eso sí, evitar usar esos jabones perfumados, que aunque huelan delicioso, pueden llegar a resecar el área y propiciar infecciones, lo mejor en este caso es tener una mejor preparación previa al acto, lo que significa el uso de enemas y duchas anales.
3) Caerte de la cama… ¿Y ponerte a llorar? No, no es para tanto, pero es algo bastante común… Imagínate que estás en plena acción y la cosa cada vez se pone mucho ¡pero mucho! más intensa, esto hace que no midas el espacio de la cama, digo… ¿quién tiene tiempo de medirlo en ese momento, verdad? Y pues terminas rodando hacia el piso, la neta es que no te puedes imaginar lo chistoso que es esto, sobretodo cuando tienes unas copas de más, ya que estás mucho más simple y del dolor no te acuerdas hasta el día siguiente cuando como por acto de magia aparece un gran moretón.
4) No… ¡Por ahí no!: ¿Te ha pasado que ambos están prendidísimos de lo más cachondos del mundo, a punto de la penetración, pero el güey o tú –cualquiera que sea el caso- se equivoca de hoyito? Y es que justo sientes como él se va alejando poco a poco de la puerta de entrada y se va –como gorda en tobogán- por la puerta de emergencia, y lo peor ¡sin lubricante! Ja… ¿Pues qué te puedo yo decir? Mmm… Nada absolutamente nada, únicamente recordarte que uses siempre un lubricante, ya que más vale prevenir que lamentar.
5) Accidentes sexuales: De estos hay muchos desde que se te rompa el condón –que nadie quiere tener una enfermedad de transmisión sexual o una sorpresa en 9 meses- hasta esos malditos calambres que te dejan inmóvil y gritando de dolor acabando con la excitación del momento.